sábado, 17 de diciembre de 2016

Capitulo 7

...Enfrentado a  la muerte en vida, y a poco menos de un metro. Todos mis recuerdos pasan volando enfrente de mí. Recordé la primera vez que conocí a mis amigos, y a “Naly”
   Fue en preparatoria, fue de nuevo ingreso. Recién me estaba adaptando a mis compañeros de cursos, y terminando las dos semanas cada uno fue enviado a diferentes salones. Es el protocolo de esa escuela. 
Estaba nervioso faltaban quince minutos para entrar a mi primera clase. Estaba fumando un cigarrillo para relajar me un poco.

– ¡Oye! ¿No tienes otro que te sobre? –la voz de alguien me saco de mis pensamientos. 
– Disculpa, claro que si –le extiendo la cajetilla sin siquiera mirarla, toma uno y la guardo.

Sigo en lo mío tratando de relajar me, cuando me percato de reojo que la muchacha se me queda viendo.
– Lo siento –extiendo mi brazo con mi encendedor en la mano y se lo prendo.
– Es de mala educación no mirar a los ojos cuando te hablan.

Me volteo a mirarla. Mientras ella sacaba el humo en forma de círculos. Mis pensamientos se nublaron del mismo humo que exhalaba de lo bella que era. Por así decirlo.
Cabello castaño rojizo, piel clara, ojos cafés y un pequeño arete en el labio de lado izquierdo. Era guapa.

Me sonrojo por instantes, bajo un poco la vista. Ella ríe.
–No sabía que existían personas de color rojo. –mientras daba dos inhaladas, pero lo tosió al no aguantar la risa.
Me empieza a dar mucha pena por lo que río de nervios.
–Lo siento soy nuevo y de por sí estoy un poco nervioso. Es mi primera clase. E intentaba relajarme un poco. No me esperaba a alguien que se riera de mi...–inhalo y lo apago en el suelo.
–Así que, eres un novato he. Te entiendo, soy de tercero y yo también estuve así. Me llamo Nallely. –me da la mano para saludarla. – pero llámame “Naly”.
–Mucho gusto Naly, soy Armando   pero puedes llamarme... Armando...–vuelve a reír –lo siento no tengo un diminutivo para mi nombre.
–Te llamare Ando...
– Olvida lo, mejor llámame Ardo.

Los dos empezamos a reír.
– ¿Ardo? Como el monstruo de Drakengard dos, ¿no es así?
Mis ojos se iluminaron al escuchar ese comentario, sentí un alivio, una alegría. Una hermosa chica que le gustan los videojuegos.
–Oye, que padre que te acordaras de eso. Ese comentario me hizo enterarme de que eres alguien genial. 
– Los juego, no te mentiré y por lo visto igual tú.
– ¿cómo lo sabes ?si ni siquiera...ah pues soy hombre verdad.

Comienza a reír que se quema con el cigarro.
– Y... ¿qué clase tenías hace cinco minutos? –Mirándome fijamente a la cara 
– Diablos la clase... –tomo mis cosas y me levanto. –...es química con el Profesor Ramiro.
– Para que vas, ya la reprobaste, ese tipo reprueba a todos.
– Parece que tienes historia con él.
– Al contrario he sido la única que paso –haciendo un guiño de gloria.
– ¿Algún consejo? Bueno de hecho me siento mucho mejor. No me siento nervioso.
– Debió ser por la buena vibra. Pues mira intenta reírte de sus malos chistes, aunque parecerán aburridos.
– ¿Funcionara?
– Para nada, es un maldito. –se ríe.
–Entonces por qué debo reírme.
– No lo sé, pero tienes una bonita sonrisa.

Mi rostro sonrió como si me dispararan con plumas de aves en mis pies. Un poco motivado y nervioso

–Lo ves tienes sonrisa despreocupante. Como que todo saldrá bien. Que con una sonrisa le das ánimos a cualquiera.
– No sé qué decir, nunca se me habían declarado así...–vuelvo a sonreír.
–Ni que tuvieras suerte. – ambos reímos a la par.
– Bueno "Naly", gusto conocerte y gracias. –camino rumbo a la escuela.
– ¡Gracias a ti por el cigarro Ardo!– me grita entrando al plantel.

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