sábado, 17 de diciembre de 2016

Capitulo 11

Nallely se hizo mi novia, la trataba demasiado bien, no cambio nada entre nosotros después de esa noche. Al contrario, fue mucho mejor. La pasión desbordaba de nuestros cuerpos al solo mirarnos. De vez en cuando mis amigos bromeaban con nosotros, sobre eso.
–Armando estas que “Ardes”. – Ernesto me tocaba con su dedo y hacia gesto de que se quemaba.
–Entonces. Naly ¿admites que le queda bien su sobre nombre? "Ardo".
Entre risas –Ya deja lo, ven amor te mostrare algo.
Paso seguido nos dirigimos a un salón donde no hubiera nadie y lo hacíamos.
Llegaron los finales de semestre. Nallely me entrego la invitación de su graduación. Era en cuatro días. Necesitaba comprar un traje y pedirle prestado el auto a mi madre.
Tenía dinero para el traje, estuve ahorrando demasiado. El problema fue el carro, mis padres no tenían mucha confianza en mí para manejar. A pesar de que el salón era a veinte minutos de casa.

Fui a una plaza junto a Ernesto, necesitaba que me dijera cual se me vería mejor. 
Así es, no sabía que traje resaltaría o sorprendería a ella.

– ¿Qué tal este? –midiendo me un traje  verde con corbata oscura,  zapatos oscuros y cinturón oscuro.
–No, muy oscuro, el verde está bien, pero no te queda.
– ¿y este qué tal? – me mido un traje blanco, zapatos cafés, corbata café, y guantes blancos.
– ¡Ese está bien! Manda le saludos a la Reyna IV de mi parte, que Sir Armando va en camino. – con voz sarcástica.
–Lo sé es demasiado elegante, mira los botones son de oro.
Entre los trajes que se hallaban y estaban disponibles, la mayoría eran demasiado buenos, el problema era el dinero.
– ¿Qué tal este? No es mucho su precio. –Ernesto me señala un traje que distinguía de los demás.
–Ernesto, este  está genial.
El traje era color morado fuerte, la corbata era negra, loa zapatos y cinturón igual, tenía una servilleta negra de decoración, los bordes eran oscuros. Era un traje de que resaltaba de los demás. Aparte eran mis colores favoritos en un traje genial.
–Me lo llevo. –se lo digo al vendedor.
–Claro señor son cuatro mil.
-¡Espera, espera, espera! Sólo lo rentare por hoy, no lo comprare
–Señor ese es el precio de renta su precio de compra es el quíntuple de eso. Aparte ese traje viene con una pulsera diamantada de regalo de graduación, para su acompañante.
Un poco decepcionado y pensando en cómo se me vería el traje junto a Naly . Y como se miraría con esa hermosa pulsera,  me decidí.
–Ernesto. Cuida me el traje, no dejes que lo rente queda te aquí, volveré en una hora.
– ¡Oye espera! No piensas dejarme aquí solo con...–Armando cruza la puerta y Ernesto en silencio toma asiento.
Me dirijo a mi casa empiezo a buscar dinero entre mi ropa, entre mís cajones, debajo de la cama, lo más que encontré fueron doscientos. Mi vista se plasma frente a mi consola de videojuegos.
Tomo todo, accesorios, juegos, controles. Todo lo pongo en una mochila.

–Amigos míos, quiero decir hijos míos. Sé que están de acuerdo de lo que haré. Les prometo recuperarlos pronto.
Llego a una casa de empeño y los vendos me dieron una cantidad favorable.
Llego a la sastrería rento el traje. Le pago al señor con cara de, te dije que lo conseguiría.
El siguiente problema. El auto.
Espere en casa a uno de mis padres a que llegaran, de preferencia papa.  Tenía la ropa sucia y estaba demasiado sudado, acababa de terminar todos los deberes.
Para mi mala suerte llego mi madre.

–Mamá necesitó que me prestes el auto. Antes de una respuesta. Quiero que sepas que ya limpie todas las habitaciones, limpie la azotea, lave la cochera, los perros. Corte del césped. Hice todo lo que se ocupaba. ¿Me prestas el auto?
–No se dile a tu papá.
En silencio y con la boca abierta, no podía creerlo el baile era en unas horas, lo necesitaba aunque tuviera que dejarla inconsciente y llevarme lo. Claro no sería así.
Me levante del sofá y me dirigí a mi habitación.

– ¡Armando! –Me detiene mí madre. – ¿De verdad vale la pena?
–La amo mamá, si supieras lo que siento por ella, de verdad ella es la mejor persona que conozco,  de verdad no importa tanto el auto, solo quería que no faltara nada ¿sabes? Es su graduación, y quería que se la pasara de maravilla.
–Te pareces mucho a tu padre. Eres igual de determinado. Me alegra saber que sacaste algo bueno de él. Por qué sé que el coraje fue de mi parte.
Un poco en silencio mientras mi madre me observaba pensativa mente.
–Gracias mamá. De todos modos debo alistarme...
Mi madre lanza un objeto a la mesa antes de darme la vuelta. Miro y son las llaves del auto.
Corro hacia ella y la abrazo.

– ¡Gracias madre!
Estaba todo listo. Tenía el traje, el regalo y el auto. Solo me faltaba la graduada.
No nos habíamos marcado por teléfono ni nos habíamos visto. Queríamos sorprendernos cuando nos  viéramos en su casa.

Llego la hora. Enciendo el auto, me acomodo mi traje genial, y doy marcha hacia su casa.
Al tocar el timbre nadie sale, las luces están apagadas. Su carro no está.
–Demonios llegue tarde –mientras miro el reloj de mi muñeca. – tal vez sus padres la llevaron y nos encontraríamos en la graduación.
Volví al auto y me dirigí hacia el salón Americus. 
Me estacione y me baje del auto. La música llegaba hasta la mitad de la calle. Muchos graduados divirtiéndose. Muestro mi boleto en recepción, al entrar se me hace tan maravilloso el ambiente, es el sueño de todo graduado o graduada, despedirte de tus compañeros  en una especie de fiesta. Todos se la pasaban muy bien sin preocupaciones. Los entendía tres años consecutivos intentando no fracasar, sin descansos, voy en cuarto y se me hace demasiado pesado. Pero claro que el próximo año, yo estaré así como ellos.

Busque en todo el salón y no encontré a Naly, preguntaba a sus compañeros si la habían mirado, pero la música era demasiado alta que no les entendía. Tome asiento y aparte una silla extra para cuando Nallely llegara. Salí a fumar. Hacia un poco de frío, intente prender mi cigarro pero el aire me apagaba el fuego. Mi celular suena.
Rápidamente meto mis manos al bolsillo y saco mi teléfono móvil.

– ¿Bueno? –era un número desconocido.
– ¿Armando ?...  Armando por fin contestas. He estado intentando comunicarme contigo–...Se escucha desde la otra línea.
– ¿Quién habla? –lo interrumpo.
– ¿Como que quien habla? Soy yo Ernesto. –se queda en silencio.
–¡Oh! Dime Ernesto, ¿qué paso? disculpa no te reconocí ¿de dónde me?...
–Es Nallely Armando –Ernesto me interrumpe con la voz un poco quebrada.
– ¿Naly? ¿Qué tiene? La estoy esperando ¿estas con e...?

–Está muerta Armando. –Ernesto empieza a llorar –Lo siento mucho de verdad amigo.

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