La profesora, por iniciativa, intenta arrastrarse hasta llegar a la puerta.
Lamentablemente, las balas atravesaban la facultad, por lo que escombros caían del segundo piso.
Aplastando el cuerpo de la señora Ethel. Al mirar lo que le sucedió me quede asustado. No sabía que estaba pasando. Reaccione y mire que destruyeron la puerta por las ráfagas. Mis compañeros empiezan a salir.
Los helicópteros cesan.
Yo me levanto y aprovechó el cese de fuego para salir de ahí. Cruzo rápidamente la puerta.
Los atacantes lanzan un misil haciendo explotar todo el laboratorio, justo después de cruzar la puerta, por lo que la explosión alcanza a lanzarme con fuerza a los casilleros.
Demonios como había dolido. No podía levantarme, mi cabeza me daba vueltas.
En pocos segundos me recupere por lo que miró a Lucia parada y llorando dándome la espalda.
– Lucia. Que haces aquí debemos irnos. Es muy peligroso permanecer en este lugar. Nos están atacando debemos escondernos.
Su llanto se detuvo dando media vuelta.
– ¿No los ibas a salvar? – se acerca lentamente hacia mí. – se supone que salvarías a todos.
... eres un cobarde.
Doy unos pasos hacia atrás. Pero ella empieza a golpearme el pecho mientras llora. La abrazo fuerte.
– No sé de qué me estás hablando. Pero si de verdad tienes algo que decirme, será en otro momento, primero tenemos que mantenernos a salvo nosotros...
– Tu no... Entiendes... – entre sollozos. – debiste hacer algo...
–Es suficiente– la separo de mi pecho gritándole.
Los helicópteros vuelven a disparar. Tomo a Lucia con mis brazos y comienzo a correr. Sintiendo las balas a menos de dos centímetros de mí. Siento como Lucia me mira, eso me pone un poco nervioso. Intentando pensar en salir de ahí para no tropezar por la situación. Siento su piel con mis manos.
Llego al final del pasillo donde debo virar. Pero resbalo. Ella cae encima de mí por lo que yo amortigüe el golpe.
– ¡Maldición! Puedes correr ¿no es así? Hay que largarnos pero la de ya
Los disparos cesan de nuevo.
– Demonios no otra vez. – tiro a Lucia de las manos haciéndola girar hacia un aula. – quédate ahí.
Corro hacia el aula y derribo lo que queda de puerta. Me muevo de la entrada y la explosión de un segundo misil destruye el pasillo.
No hay ruido alguno. Después de eso. Quiero salir corriendo pero aun escucho las hélices.
Unos cuantos pasos se escuchan por el pasillo. El director sale corriendo de un aula, junto a varios alumnos y maestros. Un tercer misil es disparado. Alejo a Lucia de la puerta y yo cierro los ojos. La explosión termina de destruir esa aula con los cuerpos por doquier carbonizados.
No podía creer lo que estaba viendo. Cuerpos desmembrados en el pasillo. Sin poder soportarlo, muevo a Lucia a un lado y vomito.
Ella se pone detrás de mí y me dice.
– Todo estará bien Armando. Hay que esperar a que se vayan.
Asiento con la cabeza.
Sigo escuchando las hélices. La cabeza me da vueltas. No soporto el olor de carne quemada.
Por qué me pasa esto.
Tras unos minutos en silencio los helicópteros se alejan, solo se escuchan unas pisadas de nuevo.
– Miraré quien es, que date aquí. – Me levanto y me acerco a la entrada del pasillo. – Dios mío es un asco este pasillo.
Veo la silueta de algún alumno o de alguien.
– Tenga cuida...– Una mano suave me tapa la boca. Siento unos labios cercas de mi oído.
– Silencio. Observa el reflejo de esa persona. – ciento a Lucia cercas de mí
Detalladamente, entre los escombros del edificio y pedazos de vidrio, reflejaron a una persona en traje oscuro y una máscara blanca lisa.
En silencio me sorprendo. ¿Qué era eso? O ¿Quién era él?
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